Colegas en una reunión

En resumen

1. El temor a quedarse fuera, el lanzamiento de nuevos vehículos de inversión que han mejorado la accesibilidad y liquidez, así como las expectativas de mayor claridad regulatoria en EE.UU., han llevado a la consideraración de las criptomonedas dentro de un marco de asignación estratégica de activos.

2.Si la Ley CLARITY, cuyo objetivo es establecer un marco regulatorio para los activos digitales en EE.UU., llega a promulgarse, podría producirse una adopción más generalizada de los activos digitales.

3.Sin embargo, consideramos que la adopción amplia de criptomonedas en un contexto de asignación estratégica de activos es prematura. Recomendamos priorizar las asignaciones a clases de activo establecidas para la diversificación de la cartera a largo plazo.

Panorama financiero y regulatorio

Visión de inversión satélite

Tras los buenos resultados de los últimos años, las asignaciones a criptomonedas habrían mejorado históricamente el perfil de riesgo-rentabilidad de una cartera 60/40 de renta variable/renta fija. No obstante, la alta volatilidad, un historial limitado y el posible efecto de sesgo de supervivencia sugieren que los inversionistas deben abordar tanto el análisis histórico como las asignaciones estratégicas a criptomoendas con cautela.

Los inversionistas que consideren que las criptomonedas tienen el potencial de evolucionar hasta convertirse en una clase de activo madura (es decir, con casos de uso más establecidos en el mundo real o en la inversión, menor volatilidad y correlaciones más estables) deberían ver las criptomonedas como una inversión satélite dentro de un marco de núcleo-satélite.

En el contexto de las inversiones satélite, consideramos que ninguna posición individual debería tener el potencial de modificar de manera sustancial el rendimiento global de la cartera ni alterar significativamente el perfil de riesgo previsto por el inversionista.

Evolución de las criptomonedas

En los últimos años, las criptomonedas se han convertido en un elemento destacado del panorama financiero, y algunas han experimentado incrementos significativos en su precio. A medida que los precios han aumentado, las criptomonedas han pasado de ser innovaciones de nicho a instrumentos financieros que han captado la atención de inversionistas, instituciones y reguladores en todo el mundo. Bitcoin, por ejemplo, actualmente posee una capitalización de mercado cercana al 4% de la del S&P 500. Para efectos de comparación, NVIDIA (actualmente la mayor empresa del índice) representa alrededor del 8%.

Los enfoques regulatorios hacia las criptomonedas han variado considerablemente entre jurisdicciones a lo largo de los años. Sin embargo, si se aprueba, la Ley de Claridad del Mercado Digital de EE.UU. (CLARITY Act) se perfila comoun desarrollo significativo que podría impulsar una adopción más amplia de las criptomonedas por parte de inversionistas. Bajo esta ley, los activos digitales serían evaluados en función de factores como la descentralización, la gobernanza y la existencia (o ausencia) de una entidad central que ejerza control. Las criptomonedas que operan en una red descentralizada y que no son emitidas ni gestionadas por una sola organización, como Bitcoin y Ethereum, se considerarían materias primas.

Una vez ratificada, consideramos que esta ley podría ayudar a eliminar ambigüedades para inversionistas, instituciones y proveedores de servicios sobre cómo se regulan las criptomonedas y activos similares en EE.UU., además de proporcionar un entorno legal más estable para la innovación y la inversión en el ámbito de los activos digitales.

Para los inversionistas privados, la creciente sensación de permanencia de los tokens criptográficos en el panorama financiero naturalmente conduce a preguntas sobre el papel que los criptoactivos pueden o deben jugar en el contexto de una asignación estratégica de activos (SAA) a largo plazo.

Efecto histórico de riesgo-rentabilidad

La historia puede ayudarnos a analizar el posible efecto en la relación riesgo-rentabilidad de añadir distintas clases de activo a una cartera de inversión. Para analizar el impacto de añadir criptomonedas a una cartera, consideramos el efecto de añadir Bitcoin, Ethereum y Ripple como una canasta de criptomonedas ponderada por igual y reequilibrada mensualmente (en lo sucesivo, criptocanasta).

Esta selección representa las tres criptomonedas principales por capitalización de mercado y más del 80% de la capitalización total del mercado cripta al momento de la redacción (excluyendo las stablecoins).

Al explorar el impacto histórico de incorporar la criptocanasta en una cartera 60/40 invertida en acciones estadounidenses (MSCI USA) y bonos corporativos estadounidenses, vemos que, en parte gracias a sus rendimientos muy altos y a las correlaciones negativas o cercanas a cero que las criptomonedas tuvieron con otros activos en sus primeras etapas, incluir una asignación a la criptocanasta habría mejorado la rentabilidad ajustada al riesgo de la cartera 60/40.(Bloomberg US lntermediate Corp).

Razones para avanzar con cautela

A pesar del aparente potencial de las criptomonedas para mejorar el perfil riesgo-rentabilidad de una cartera con base en su rendimiento histórico, existen diversas razones para tratar tanto las criptomonedas en sí como al análisis histórico con cautela:

  • Volatilidad excepcionalmente alta: Las criptomonedas se ubican en el extremo más arriesgado del espectro riesgo-rentabilidad y han experimentado una volatilidad extrema. Esta volatilidad puede provocar fluctuaciones bruscas en la cartera, lo que representa retos para la gestión del riesgo y la tolerancia al riesgo de los inversionistas. En nuestro análisis histórico, no incluimos asignaciones a criptomonedas superiores al 3%, ya que, si bien estas podrían haber mejorado las métricas de riesgo-rentabilidad de la cartera (p. ej. el ratio de Sharpe o el ratio de información), habrían incrementado considerablemente el riesgo absoluto de la cartera, dificultando la comparación directa.
  • Un historial breve: El historial de datos de los tokens criptográficos es muy limitado, al menos en comparación con otras clases de activos principales. En clases de activos con un historial más largo, resulta más sencillo identificar la diferencia entre características estructurales y cíclicas. En el caso de las criptomonedas, la marcada variabilidad en rentabilidad, volatilidad y correlaciones durante este periodo dificulta determinar qué características y periodos pueden extrapolarse de manera confiable hacia el futuro y cuáles no.
  • Temores sobre el efecto del sesgo de supervivencia: El historial limitado también plantea otro reto: los inversionistas no pueden estar seguros de si, al enfocarse en el rendimiento de Bitcoin, Ethereum y Ripple, están seleccionando una muestra representativa de las criptomonedas o simplemente eligiendo, con la ventaja de la retrospectiva, los tres proyectos más exitosos, ignorando miles de monedas que fracasaron. Existen ejemplos claros de tokens criptográficos de gran capitalización que colapsaron, como LUNA de Terra, que alguna vez tuvo una capitalización de mercado superior a 40.000 millones de USD.
  • Perfiles superiores de riesgo-rentabilidad en clases de activo más consolidadas: A pesar del sólido rendimiento global de una pequeña minoría de las criptomonedas en los últimos años, es relevante señalar que ni Bitcoin ni la criptocanasta superaron la rentabilidad ajustada al riesgo de otras clases de activos consolidadas en los subperiodos analizados. Durante el periodo de 5 años, tanto Bitcoin como las criptocanastas fueron superadas por los fondos de cobertura (1,46) y capital privado (1,47) en términos de rentabilidad ajustada al riesgo.

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