Billetes de dólares

Nuestro enfoque

Analizamos cómo alinear la combinación de divisas de una cartera con el gasto previsto y los objetivos a largo plazo, reduciendo el riesgo cambiario y preservando el patrimonio. Conozca nuestras estrategias de inversión en nuestra guía paso a paso.

Estrategias de inversión

Paso 1 : necesidades para el corto plazo

  • El primer paso para gestionar la exposición a las divisas es analizar los patrones de gasto actuales.
  • La mayoría de los gastos anuales suelen estar denominados en la divisa del país de residencia principal.
  • No obstante, una proporción significativa puede destinarse a divisas extranjeras, como aquellas usadas para viajes internacionales, apoyo a familiares en el exterior o mantenimiento de propiedades en el extranjero.
  • Estimar el porcentaje del gasto total en cada divisa durante los próximos cinco años es una base sólida para determinar una asignación en divisas apropiada a corto plazo.

Paso 2 : estimaciones para el largo plazo

  •  Los hábitos de gasto y las circunstancias personales cambian con el tiempo.
  • Factores como la partida de los hijos del hogar, la jubilación, la reubicación o el aumento de necesidades médicas pueden alterar la combinación de divisas de los gastos futuros. Tras la jubilación, por ejemplo, el gasto en viajes puede aumentar inicialmente y luego disminuir en favor del gasto en salud.
  • Elaborando una estimación prospectiva del porcentaje de gastos en cada divisa para los próximos 5 a más de 20 años, los inversionistas pueden asegurar que la composición en divisas de su cartera se alinea con sus planes de largo plazo.  

Paso 3: planificación patrimonial

  • En el contexto de la gestión de divisas, los beneficiarios pueden tener requisitos distintos a los del inversionista. Los hijos, por ejemplo, podrían establecerse en otros países o el inversionista podría apoyar fundaciones u organizaciones en el extranjero.
  • Asimismo, en el caso de inversionistas con grandes patrimonios, cuyo enfoque está en preservar el valor real «mundial» de su capital para futuras generaciones, podría no ser factible basarse en una metodología de asignación en divisas centrada en el gasto.
  • En tales casos, una combinación neutra de divisas clave que tenga por objeto preservar el poder adquisitivo mundial a largo plazo de sus activos — independientemente de una divisa de referencia específica — puede ser una alternativa viable.
  • Los inversionistas pueden considerar una combinación de criterios, como valoraciones esperadas positivas a largo plazo, características de refugio seguro, saldo en cuenta corriente de la economía subyacente, participación de la moneda en el comercio mundial y su condición como divisa de reserva, entre otros.
  • Dependiendo de sus prioridades — ya sea liquidez, diferenciales de tasas de interés (carry), estabilidad y/o gestión de riesgos —, los inversionistas pueden inclinarse hacia aquellas divisas que se destaquen según los criterios respectivos.  

Paso 4: definir un objetivo

  • El siguiente paso consiste en combinar las estimaciones de los pasos 1–3, asignando ponderaciones a cada horizonte temporal.
  • La ponderación adecuada depende de factores como la edad, el grado de certeza sobre los planes futuros y la importancia relativa de los objetivos de legado.
  • Por ejemplo, un inversionista joven con planes a largo plazo poco definidos podría dar mayor peso a las necesidades a corto plazo, mientras que un inversionista de mayor edad, con una planificación patrimonial consolidada, podría priorizar asignaciones a largo plazo y legado.

Paso 5: considerar ingresos, activos empresariales y deudas

  • También es fundamental considerar los flujos de ingresos futuros, los activos empresariales y las deudas pendientes.
  • Los ingresos previstos en una divisa concreta pueden compensar futuras necesidades de gasto en esa misma divisa, lo cual reduce la necesidad de una exposición adicional de la cartera.
  • En cambio, tener deudas en una divisa determinada puede requerir una mayor asignación en la divisa en la que están denominadas para gestionar el riesgo de que la divisa de su deuda se aprecie en relación con las divisas en las que se generan ingresos o se poseen activos.  

Paso 6: realizar una validación subjetiva y ajustar 

  • El análisis cuantitativo debe complementarse con consideraciones cualitativas.
  • Los inversionistas pueden desear ajustar sus asignaciones basándose en referencias mentales (p. ej. evaluar el rendimiento de la inversión en una divisa conocida), convicciones de inversión o nivel de comodidad emocional frente a posibles movimientos cambiarios.
  • Un método práctico es suponer una depreciación del 20% en la divisa con mayor ponderación y considerar el impacto personal. Si dicho escenario genera incomodidad, la asignación puede ser excesiva. Si causa indiferencia, la asignación probablemente sea adecuada.
  • Se pueden hacer ajustes para alcanzar un equilibrio e línea tanto con los objetivos financieros como con el nivel de comodidad del inversionista.  

Paso 7: tomar medidas para reflejar su combinación ideal 

  • Para los inversionistas que están construyendo sus carteras desde cero (p. ej. tras un acontecimiento de liquidez) o están reestructurando sus carteras, una estrategia sencilla para lograr la asignación en divisas correcta es comprar una serie de carteras equilibradas que se ajusten al perfil de riesgo del inversionista y que cuenten con cobertura en las respectivas divisas objetivo.

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